Música

Maquillaje musical

22-04-2024
Maquillaje musical

Existió un período de la música argentina en donde la intersección entre vanguardia (algo así como ser experimental y moderno sin prejuicios ni especulaciones) y popularidad (alcanzar algún tipo de masividad) había tenido muy pocos precedentes. Si bien Soda Stereo y Virus habían liderado esa cruzada en los años de posdictadura comprobando que había más de unx locx dispuestx a poner el cuerpo y el bocho en acción, la cultura popular que se manifestó en el rock de la década del 90 devino en una visión de la transgresión despreocupada del desafío modernista por innovar. El advenimiento del milenio, con la llegada a la popularidad de grupos como Babasónicos y Miranda!, pero también, con expresiones más desfachatadas como Adicta y Victoria Mil -entre muchísimos otros- constituyeron una mirada de la cultura rock que puso a las bandas y al público a jugar. De la solemnidad y el ritual del agite, el mapa se reconfiguró a partir de una celebración de la extravagancia y la frivolidad en los vestuarios, los maquillajes y la puesta en escena tan cercana a los productos del cine y de la televisión.

Algo un tanto mágico sucede cuando nos enteramos de que una de las protagonistas de esa era de vanguardia y popularidad, como lo es Juliana Gattas -un personaje que le puso brillo a toda una generación de la mano de Miranda-, se lanza como solista sabiéndose reina del pop, pero sin saber nada de la vida ni del amor. En su disco debut, Maquillada en la cama, Gattas muestra cómo el trayecto que va desde el underground porteño hasta la cima de la felicidad y el reconocimiento no posee, finalmente, el encanto y la aprobación que el afuera le otorga: sobrevienen la decadencia, el estar siempre equivocada y el afán de saber que, contra los ataques de la noche, todo terminará en ese refugio que es el cara a cara frente al espejo luego de una vorágine de estímulos. Y si bien Juliana nos da una pista de cuán duro es atravesar el desencantamiento en su ”Taxi al Infierno”con Alex Anwandter oficiando de diablo en el cuerpoel contorno difuminado en los cuerpos de sus tapas nos hace pensar en una Juliana que, finalmente, se salva porque habita un anacronismo: su poesía es la de alguien más, como si estuviera totalmente tomada por los tironeos y las voluntades del resto de las personas de la disco.

Es el primer disco solista de Juliana Gattas y ella, cual diva outsider, hace una celebración del ser intérprete: no le avergüenza declarar que la composición no es lo suyo, y eso, lejos de ser un defecto, la corre de la necesidad de casarse y defender alguna propuesta que la identifique. Por eso la única llama para esta Juliana es la ambición de verse de nuevo maquillada: es estar a merced de la curiosidad que la lleva siempre a nuevas escapadas.

La llamada disco del chileno Anwandter -productor y compositor de las canciones de Maquillada en la cama- construye una capa más en el repertorio de fascinaciones del universo Gattas. La poética del músico forma parte de eso que en cuanto lo escuchamos se siente tan hermoso como desesperante: la idea de que estamos ante el fin del mundo y eso nos vincula directamente con el baile, con el frenesí entre desconocidos. Y aunque algunxs digan que la noche es algo así como no tener familia, ciertamente hay allí una suerte de refugio para artistas en la búsqueda constante, como es el caso de Juliana. El momento más cinematográfico del viaje retrodiabólico de Alex y Juliana es ‘’Emocionalmente tuya’’. La discoteca reposa y se toma la licencia de cortar con los bajos sincopados y las librerías de cuerdas que a Anwandter tanto lo identifican. En esa canción, nos encontramos con una Juliana en modo melodrama más cercana a su clásico ‘’Enamorada’’ o a sus canciones en Varias Artistas.


Foto de portada: Aitor Fernández.