Literatura

Asuntos históricos

17-08-2024

Por: Imanol Subiela Salvo

En su nuevo libro, editado por Fadel&Fadel, Pilar Otero reflexiona sobre la historia nacional ofreciendo una relectura de algunos eventos patrios.

Asuntos históricos

1. Para qué inventar una historia si se le pueden robar miles de buenas ideas, imágenes, epopeyas, romances, traiciones, peleas y cuchilladas a la Historia —esa que se escribe con mayúsculas—. El pasado es una fuente inagotable de inspiración para inventar nuevos relatos, nuevos poemas. Esa parecería ser la operación que hace Pilar Otero en su libro Asuntos internos. La autora le roba a la Historia algunas escenas y las reescribe para que parezcan episodios del mundo contemporáneo. Con sus poemas, elimina los cientos de años que separan al mundo de hoy de aquellos momentos fundacionales del país. 

2. Entre todas las cosas que se resignifican en este libro editado por Fadel&Fadel, está la expresión “asuntos internos”. Esa expresión, generalmente, se vincula con el Estado y con un problema que aparece al interior de esa estructura burocrática. Un policía se manda una cagada y asuntos internos, en el mejor de los casos, lo investiga. Un empleado público hace algo que no debe y asuntos internos le abre un sumario. Sin embargo, en los poemas de Otero, los asuntos internos tienen que ver con la identidad nacional; son esa cosa deforme que nos une con un hilo invisible a todas las personas que habitan esta tierra inflacionaria y que conocemos como la Argentina. 

3. La palabra “patria” se volvió, en los últimos años, una palabra en disputa. Se la han apropiado manos tan diversas que hoy en día no significa nada. Quizás en el Siglo XIX este problema ya existía. Quizás la idea de patria que tenía Juan Manuel de Rosas no era la misma que tenía José de San Martín o Julio Argentino Roca. Definitivamente la idea de patria que tiene Cristina Fernández de Kirchner no es igual de la de Javier Milei, ni tampoco de la de Pilar Otero. Se supone que todo el mundo debería estar a favor de “la patria”, pero como no sabemos qué es exactamente, se vuelve imposible que todo el mundo tire para el mismo lado. Hace unos 40 años alguien dijo: “Cada cual tiene un trip en el bocho, difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo”.

4. Asuntos internos reinventa algunas escenas icónicas de la industria nacional. En el poema que cierra el libro, Otero entrelaza a San Martín con el sargento Cabral en un romance homoérotico. De esta manera, la autora abre la posibilidad de que los padres de la patria hayan sido gays. Reparación histórica. Distopía queer. Justicia poética. 

5. Hoy, 17 de agosto, día del paso a la inmortalidad del libertador de América, el diario Página/12 publica una nota que recopila todos los mitos alrededor de la salud de San Martín: “Ni siquiera hay unanimidad para establecer la causa de su muerte en la absoluta precariedad de un cuarto al norte de Francia. Se habla de aneurisma, de infarto de miocardio y de insuficiencia cardíaca, aunque la que goza de mayor consenso es la generada por una hemorragia interna derivada de una úlcera. Además padecía de artritis y de cataratas, por lo que en sus últimos años ni siquiera podía hacer lo que él mismo reconocía que le encantaba como pocas otras cosas: leer”. La Historia no tiene manera de decirnos qué fue lo que pasó con este ícono nacional, cuál es la verdad acerca de su muerte. En este sentido, los poemas de Otero, su reversión de los hechos, son tan ciertos como cualquier enciclopedia. Es imposible decir una Verdad —con mayúsculas como la Historia— a través de las palabras. La realidad y lo verdadero no son cosas que se puedan aprehender con el lenguaje. Lo que importa, entonces, es cómo contamos el relato.

6. En el año 2010 tuve un fanatismo ridículo por el Bicentenario. En el colegio, una profesora de historia nos dio para leer miles de cosas sobre el tema. No puedo explicar bien por qué, pero me obsesioné. Ese mismo año, gracias a una promoción de Aerolíneas Argentinas, mi mamá y yo viajamos desde Trelew a Buenos Aires durante toda la Semana de Mayo, para visitar a mis tíos y mis hermanos mayores. El último día, mi hermano me acompañó al recital de Fito Páez en la 9 de Julio. Después de ese show sentí que yo era parte de algo más grande, de algo colectivo. Primero, pensé que era el peronismo y me puse a militar. Después, cuando abandoné la militancia por motivos que no vienen al caso, supuse que esa cosa colectiva era “la patria”. Sin embargo, con el diario del lunes, que muestra a un supuesto abanderado de la patria pidiendo que le digan “algo lindo”, se me ocurre que esa cosa colectiva de la que me sentí parte era, simplemente, la música popular.  

7. Volviendo a la cuestión queer, en uno de los poemas dos personas se enfrentan en un duelo gauchesco. No sabemos cuál es el género de quienes se enfrentan porque Otero se refiere a ellxs usando la letra x. Con ese gesto, la poeta tira abajo cientos de años de Historia, porque a una imagen que siempre se asoció con lo masculino (dos tipos peleando con un facón) ahora puede estar asociada a quien sea, independientemente de su identidad. Otero le regala la posibilidad de la violencia y la capacidad de blandir un cuchillo afilado a todo el mundo. 

8. En ese mismo poema del duelo gauchesco, lxs rivales intentan pelear en el Parque Lezama, pero el campo de batalla está tomado por una rave de gays. En otro texto, la narradora toma cocaína con descendientes de cómplices de la dictadura. La noche aparece como el único espacio en el que pueden convivir posiciones antagónicas. La noche es un punto de encuentro. La noche es la patria. 

9. Asuntos internos es una invitación para redefinir quiénes somos y de qué manera se construye una identidad colectiva. Es la puerta de entrada para discutir la cultura oficial y muchos símbolos que, según cómo se los lea, pueden unir o separar. 

10. 17 de agosto. Feliz día patrio.


Asuntos internos, Pilar Otero.
2024. Editorial Fadel&Fadel.
Poesía. 56 páginas.

Imagen de portada: Cándido López. 1891. “Desembarco del Ejército Argentino frente a las trincheras de Curuzú, el 12 de septiembre de 1866”.
Colección del Museo Nacional de Bellas Artes