Artes visuales

Ojo con la loca porque no se equivoca

22-02-2024
Ojo con la loca porque no se equivoca

Mucho se ha dicho sobre Jorge Gumier Maier: inevitable pensarlo como esa mítica figura construida como un faro ornamentado de luz rosácea en los 90. Pero para quienes no tuvimos el placer de conocerlo, nos toca rearmar ese perfil a partir de numerosos textos, anécdotas –tan graciosas como belicosas– y su amplio abanico de obras desperdigadas en museos y colecciones particulares. Un archivo de producciones que construyó su propia historia épica desde unos márgenes desviados, curvos, y que sigue abriendo posibilidades de acción para nuestro presente. El pasado vuelve, esta vez de la mano (y de la lengua sagaz) de una LOCA.

 Porque si hablamos de un archivo como el de Gumier, lo importante es poder activarlo en los tiempos que corren, avivar su potencia transformadora y así fortalecer la construcción de relatos alternativos que desbordan a la HISTORIA (esa con mayúscula, con sus pretensiones de dominio sobre “lo real”). En este sentido, su figura de antihéroe marica nos vuelve a aleccionar con la exhibición Desde los márgenes. Gumier Maier en los 80, con curaduría de la investigadora Natalia Pineau, en el Museo Nacional de Bellas Artes.

A partir de la rebosante reunión de cerca de 90 pinturas, dibujos, ilustraciones, fotografías, publicaciones y documentos fechados entre 1978 a 1989, esta muestra da cuenta del afilado periodo de Gumier antes de su paso como curador de la Galería del Rojas. Allí se presentan los fogonazos de una intensa militancia político-sexual y las brasas primigenias de lo que sería su famosa, pero no por eso menos crítica, estética rosa: sus “pinturas objeto” repletas de volutas y colores pasteles realizadas a partir de los 90, alineadas a una memoria afectiva marica cuyo énfasis estaba puesto en el goce, la belleza y lo decorativo.

Un antecedente a tener en cuenta de esta exhibición fue Cómo ser una verdadera loca (2022), realizada en EROS por Nicolás Cuello y Santiago Villanueva: un archivero rosa repleto de fotos, algunas pequeñas obras y diversas publicaciones (¡para tocar!) en torno a Gumier como periodista-activista. El título de aquella muestra hacía referencia a un artículo homónimo publicado en la revista Sodoma en 1984 por Jorge Wildmer –pseudónimo que usaba Gumier–.  Esta fue una publicación editada por el Grupo de Acción Gay (GAG), del que formó parte activa y fundacional.

Es en este artículo, una suerte de manifiesto queer que reivindica políticamente la propia “desviación”, que pueden encontrarse los cimientos de Desde los márgenes… Porque el margen es ese extremo, un límite para la acción (como pueden ser las paredes y vitrinas de un museo público), al tiempo que también es un espacio o una oportunidad para que algo suceda. Y es en esos desvíos de posibilidad donde se mueve la militancia y la producción visual temprana de Mirna de Palomar –otro nombre de fantasía de Gumier– propuesta en la exposición: un YIRE artístico de disciplinas y frágiles materiales donde el deseo marca el pulso, así como un YIRE identitario que buscaba correrse de los discursos hegemónicos de su momento.

Sus obras nos traen fragmentos de posibles amantes, con slips y jeans abultados, penes erectos u otros relajados que dejan su huella en yeso cual fósiles disidentes. Espaldas sensuales y atléticas, y algunas miradas de soslayo. Un deseo nómade que parece no querer mirarnos a la cara, quizás por el peligro que eso suponía en la dictadura o en un retorno democrático en la que aún persistían patrones autoritarios; o sencillamente una mirada marica deseante que hacía uso del poder del fragmento, de la parte por el todo, de ese pequeño (¡o no tanto!) detalle que hace de las cosas algo bello y SENSUAL.

En la otra curva, los desvíos escriturales de la activista Lic. Raquel Gutraiman –un tercer apodo utilizado por el artista– allí expuestos buscaban reivindicar identidades que no sólo traicionaban la estructura heterosexual sino también aquellas que la nueva “sensibilidad gay” de la postdictadura buscaba construir: disidencias que no irritaran o confundieran a la nueva moral democrática, con su respectiva cuota de estabilidad identitaria. En contrapartida, Greta Goldman –sí, otro alterego– celebraba ferozmente la potencia y los excesos fulgurantes de la loca, la marica afeminada y las travas como agentes transformadores para disolver el binarismo de las identidades sexo-genéricas.

  Así que si algo seguimos aprendiendo de esta loca es que se puede resistir a la norma desde los márgenes y celebrar eso otro indefinido. Porque el arte y los archivos maricas siempre van más allá: son fuga, exceso y dispersión. Y en esta línea, sinuosa, una reflexión final del propio Gumier en la anuncia: “estoy uniendo sólo el hilo de la madeja: la idea de MODERACIÓN, el miedo al DESBORDE (¿y quién fija el borde?), quedarse en el MOLDE (¿aunque incomode?)”.


Desde los márgenes. Gumier Maier en los 80, con curaduría de Natalia Pineau, puede visitarse en el Museo Nacional de Bellas Artes (Av. del Libertador 1473) hasta el 24 de marzo de  2024.

Imagen de portada: obra de Jorge Gumier Maier.


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