Too much, oda al desparpajo en el ajuste
27-06-2024Por: Pilar Otero
Pili Otero revisa algunas de las estrategias del pop para encarar con ubicuidad el ajuste. Brillos, animal print y peluche en Too much! de Fantasy Dinasty en hipopoety.

Cuando le comenté la idea de escribir sobre su muestra, le pedí a Fantasy Dinasty permiso para quedarme con la pregunta más aburrida del texto de Sofi Finkel ¿Sabías que el Animal Print es un color? que acompañó Too Much (acontecida en Hipopoety los pasados meses de abril y mayo). Y esa pregunta es “En estos tiempos de retórica del ajuste, ¿será Too Much nuestra venganza?”
Porque sí, porque así es la vida, algunas nacen diva, como Fantasy Dinasty, y otras pesadas, como yo.
Por supuesto que tanto Sofi Finkel, como Fantasy, como yo, sabemos la respuesta a esa pregunta. Y la respuesta es sí.
Veamos… la cuestión arte pop vs arte comprometido en Argentina es más vieja que la escarepela, más antigua que la democracia (que no es tan vieja es más tipo… cuarentona) y más gastada que jean Levis 541 de Maslatón. Pero nos queda preguntarnos cómo situar la fantasía hoy. Y preguntarnos también, cuál es el valor político de la fantasía pop por la fantasía pop en sí misma en este presente. Y en esto Fantasy, valga la redundancia, apunta y acierta.
En una coyuntura que aprieta y ahorca, en la que debemos destinar mucha energía a sobrevivir, ¡qué importante la imaginación!… pero, ¿cómo hacerlo? ¿que poner en el tintero de absurdos que queremos decir o mostrar o realizar? Mi propuesta es… ¡hagámoslo como Fantasy! es decir, con nuestros animal prints favoritos. Y brillos. Y colores. Y peluchitos. Y además, hagámoslo bien grande. El tamaño importa. Todxs saben que es mentira que no. Entonces, es importante que pensemos en grande… porque sino, los únicos que piensan en tamaños enormes, son bueno, ya saben, los chabones. Y ya saben todxs lo mal que nos va cuando ellos tienen la hegemonía de lo grandilocuente ¡o peor! de la imaginación exhibida en público.
Fantasy Dinasty creció en el kiosco/regalería que su familia aún conserva en Ensenada. Por cuestiones ligadas al abastecimiento del negocio familiar, desde niña visita el barrio de Once. Es decir, es experta desde edad temprana en conseguir fantasías, chucherías, excentricidades, en el barrio más kitsch y cosmopolita de la Capital Federal. En este sentido Too Much es una muestra que estaba escrita, valga la redundancia, en el destino. Fue en Once que Fantasy consiguió las telas animal print que incorpora en algunas de sus esculturas. Y revolviendo… revolviendo encontró unas a mitad de precio porque un ventilador se les prendió fuego encima (cito exacto su relato) y el local las liquidaba por dañadas. En tu cara ajuste. La supervivencia y la experiencia, al servicio de la imaginación una vez más.
Ninguna de las formas de Too Much expuestas en Hipopoety (galería ubicada en el barrio de Retiro) remite a figuras. Fantasy me confiesa que tomó unas letras de una tipografía que le gusta y las deformó caprichosamente hasta el infinito. Otra venganza, la del capricho como fin último. La estrella, quizá, el sillón de zapato enorme, un sillón que Fantasy siempre había querido tener. Y lo hizo suyo. Con peluchitos. Y brillos. Y colores.
Podría describir cada una de las piezas, pero no es el foco que me interesa. Más allá de la materialidad, las formas locas, y el montaje de la muestra, a mi, que soy una pesada pero también me conmuevo fácilmente, lo que más me emocionó de la muestra fue el gesto: el desparpajo de fantasear en grande y con todos los elementos que se le antojaron, los colores vivos, el animal print que es un color también, las texturas y el sin sentido. Y por suerte es un lugar, la fantasía, al que todavía podemos ir.
Foto de portada cortesía galería hipopoety