Perdida en la gran ciudad
30-09-2024Por: Antonia Kon
Con imágenes urbanas, rurales y oníricas Paloma Klenik imagina en sus pinturas diferentes formas de "vivir con estilo". En sus obras hay una nostalgia por un pasado que nunca se conoció —la efervescencia de los 90s que se puede ver en Sex and the City y una suerte de romanticismo victoriano que nos lleva al 1800— en sintonía con el presente inmediato de Tiktok y Onlyfans.
Ser una chica en Buenos Aires. Ser una chica de la noche, ser una chica sensible, ser una conchuda. Ser una chica viéndose a sí misma a través de los ojos de alguien más, ser tu propia voyeur. Hysteric, la primera primera muestra individual de Paloma Klenik, evoca desde el lienzo un mundo nocturno, femenino, onírico, porteño.
Los edificios iluminados se convierten en cúpulas medievales, una chica desnuda observa, desde su cama de ladrillo, a un grupo de brujas fashionistas contándose chismes. Modelos insomnes que parecen salidas de una novela de Ottessa Moshfegh se mueven por la ciudad en lencería y a veces la lencería deja de necesitarlas a ellas: dos de las obras que conforman esta muestra están protagonizadas por la ropa interior personificada, que tiene encuentros nocturnos colgada sobre el tender en las afueras de algún pueblo. (Me parece injusto evadir los datos biográficos y dejar de contar que, en su Instagram, la artista tiene un posteo que rinde homenaje a todas sus bombachas favoritas).
En otro jardín, el de un palacio o una mansión, alguien se esconde entre las plantas para espiar a la distancia el encuentro íntimo entre dos chicas enmarcadas por una ventana brillante. Sus siluetas y su aire versallesco recuerdan a Revolutionary Girl Utena (1997), el icónico animé yuri en que la protagonista tiene que batirse a duelo de espada para quedarse con la princesa. Hay ecos del estribillo de su opening, que repite: “Vamos a vivir nuestras vidas heroicamente, vamos a vivirlas con estilo”.
¿Pero qué significa “vivir con estilo”? Hay, en las escenas que retrata Paloma, nacida en 1997, cierta nostalgia por un pasado que nunca se conoció —la efervescencia de los 90s que se puede ver en Sex and the City, una suerte de romanticismo victoriano que nos lleva al 1800— en sintonía con el presente inmediato de Tiktok y Onlyfans. Los outfits, el maquillaje, el cinismo, la sensualidad y la amistad, esos elementos que abonan a la escena del arte local, se trasladan a la materialidad de la obra en forma de cuento de hadas. “Lo showgirl se siente como imposición en los cuadros de Paloma”, escribe Vicky Colmegna, curadora de la muestra, en su texto de sala. Sin caer en reflexiones demasiado evidentes sobre la experiencia femenina, se podría decir que las protagonistas de estas obras son performers condenadas al show por efecto de algún maleficio.
Lo rural y lo urbano, lo nuevo y lo viejo, estas ideas no funcionan por oposición en el mundo que propone Hysteric, más bien conjugan un espacio temporal paralelo. Es un espacio que puedo reconocer fácilmente, sé que estuve ahí. Pero no puedo definir si lo viví despierta o en sueños, si son pesadillas o fantasías, porque estas imágenes son parte de otro tiempo. El tiempo del hechizo que cae sobre Buenos Aires cada fin de semana.
Hysteric se puede visitar en la galería Hipopoety (Viamonte 949) hasta el 5 de octubre.
Jueves, viernes y sábados de 16 a 20hs. Gratis.
Foto de portada: Paloma Klenik.