Lo fascinante (dura poco)
23-10-2024Por: Mariano Martínez
Un análisis de la película La sustancia, dirigida por Coralie Fargeat y protagonizada por Demi Moore, ,en diálogo con otras producciones reciente del mundo audiovisual.
El viernes fui al cine a ver una película, La Sustancia. Tomé un Uber. Las salas de cine cercanas la proyectaban únicamente doblada al castellano. Una vez les escribí, les dije que el doblaje arruina el cine, la persona encargada de administrar las redes del cine en cuestión contestó: “el idioma de la película lo designa la distribuidora y es dependiendo de como trabaja la primera semana, siempre trabaja más la película con doblaje, lamentablemente es así, por más que no lo crea”. La única sala donde la estaban proyectando en idioma original está en un shopping en Yerba Buena, una localidad próxima a la capital tucumana, como a media hora en auto desde casa, en Barrio Sur. Llegué a tiempo, compré una entrada, salí, fumé un porro, volví a entrar. Compré pochoclos y una soda. Todas eran parejas, algunas citas, otras amistades. No había grupos. Solo parejas y yo, un individuo. Me senté en la última fila. Cuando la película comenzó había terminado los pochoclos y bebido más de la mitad de la soda. Vi a Demi Moore después de mucho tiempo, la última vez fue en una película llamada G.I Jane, del director Ridley Scott, una gran película.
En Argentina en 1991, una joven modelo, llamada Araceli González, realiza una publicidad para la marca de ropa By Deep, inspirada en Ghost, el film que un año antes había marcado el éxito de taquilla protagonizado por Demi Moore y Patrick Swayze.
La película La Sustancia habla sobre la ambición exacerbada por la belleza, la búsqueda descabellada de una mejor versión de vos misma, el éxito a cualquier precio. Tu peor enemigo sos vos. La soledad, la auto percepción, la desintegración del cuerpo humano, el capitalismo, el sexo, los fármacos. La sangre brota a borbotones, los cuerpos se abren.
Discuto con Ana, una amiga, “por momentos la película me aburrió” le digo. Ella me habla del mensaje, y de cómo le impresionaron ciertas escenas. Me doy cuenta de que el mensaje es lo último que me importa, y que la película se esmera demasiado en impresionar. Sin duda lo logra, pero no en mí, sino en otras personas, como Ana. “Quedé impresionada”. Lo fascinante dura poco, pienso. Demasiada información anula cualquier posibilidad de misterio ¿Dónde está esa zona oscura que hace trabajar a la imaginación?
Cuando era un niño, jugaba en un patio, en una casa, con un amigo de la escuela, abríamos sobres de kétchup y lo arrojábamos sobre nuestra piel, nos tirábamos al piso y fingíamos estar accidentados, cara, cuello, ombligo, piernas y espaldas manchadas con chorros de kétchup. La cantidad de kétchup justa y necesaria para que esa mancha sobre la piel luzca como una herida. Era verano, estábamos de short, esa noche cenamos milanesas preparadas por su madre, comimos ocho cada uno.
En la serie de televisión Girls, emitida en la cadena HBO, la protagonista, una joven escritora, se involucra adrede en situaciones en las que normalmente no se involucraría, y justifica este accionar diciendo “lo hago por la historia”, buscando una materia prima para escribir sobre algo excitante o fuera de lo común.
Hay un capítulo de la serie televisiva Seinfeld, en que el personaje de George Constanza se propone hacer todo lo opuesto a lo que normalmente haría, el capítulo se titula The opposite, el opuesto. George comienza a aplicar este método, por ejemplo, en una cita en el cine una pandilla les arroja pochoclos a él y a su acompañante. George, que normalmente es sumiso y cobarde, se levanta del asiento con ímpetu, y amenaza al grupo de jóvenes, dejándolos atónitos, ganándose así la admiración de su cita. Últimamente comencé a aplicar este método en ciertas ocasiones. No puedo afirmar que mi vida haya cambiado, pero sí me llevó a situaciones a las que no hubiese llegado de no ser por esto.
En este momento hay un almuerzo familiar en casa de mi padrino. Celebran que los estudios médicos le salieron bien y que podrá disfrutar de unos años más de vida. No tenía ganas de ir. Fui a su cumpleaños hace un mes y le regalé un vino y una billetera. Siento que ese gesto me libera de tener que ir hoy. Tuvimos una conversación amena en la que él me explicaba cómo funciona una parrilla portátil que compró. Fue la primera conversación que tuvimos a solas después de 20 años.
Foto de portada: Alejandro Kuropatwa. “Sin título”, de la serie Coctel. 1996. Colección MALBA.