Las vidrieras tristes de Agus Leal
25-07-2024Por: Emmanuel Franco
Unisex es la reciente muestra de esta artista. Las pinturas que componen la exhibición dan cuenta de una mirada comprometida con la lentitud y la oferta visual que exponen los locales comerciales de Brasil, México y Argentina, entre otros países.
Pareciera que nunca se fue, que siempre estuvo acá; escondida y muy atenta a las charlas sobre la pintura ingenua, las nuevas categorías para pensar el arte argentino y todo el murmullo de la escena porteña. Pero la verdad es otra: Agus Leal nos abandonó. Un poco seducida por lo desconocido, un poco agotada de lo mismo de siempre. Esa chica sexy de la performance necesitaba otra cosa, un nuevo plan de acción para pensar su obra y correrse un poco de sí misma. Unisex, su nueva muestra individual en la galería Sendros, presenta una serie de pinturas que evocan las vidrieras de diferentes ciudades que la artista habitó. Son el resultado de una fascinación por la belleza moribunda que condensan los objetos de consumo y su disposición en el espacio.
La pintura es un poco tirana: demanda tiempo, observación y una paciencia difícil de sostener en estos tiempos, sobre todo para los artistas contemporáneos. Además es muy diva, una de las grandes vedettes de la historia del arte que se rehúsa a perder el protagonismo. Pero para Agus Leal esto no significa un problema, sino más bien una instancia de conocimiento. Las pinturas que componen la muestra dan cuenta de una mirada comprometida con la lentitud y la oferta visual que exponen los locales comerciales de Brasil, México y Argentina, entre otros países.
Las obras de Leal nunca desbordan. No son un puñado de colores y formas que caen sobre uno como un maremoto. En todo caso se las podría pensar como los ojos de una medusa, una criatura que al devolver la mirada convierte algo frío en algo caliente o un pedazo de carne en piedra. Bombachas, corpiños, remeras y otras prendas de tinte erótico aparecen retratadas con la frialdad de quien observa con una misión: comprender el paisaje del consumo y los discursos que articulan las vidrieras, esos espacios acotados donde un fragmento de la vida privada se exhibe ante un público diverso.
Los maniquíes parecen fantasmas o testigos mudos de un crimen que nunca se va a resolver. Son golems inanimados que transformaron sus poses en un perpetuo malestar. También recuerdan mucho a las mujeres del cine moderno europeo: Monica Vitti, Anna Karina, Ingrid Berman y Catherine Deneuve. Cuerpos femeninos que representaron la fragmentación mental del individuo de los 60 mediante movimientos y gestos deformes, asociados a una representación del shock provocado por la Segunda Guerra Mundial. Los maniquíes de Leal son actrices que sufren, que esperan algo que nunca llega mientras se retuercen en silencio.
Las vidrieras son lugares para el diseño y la ubicación de productos en un espacio predispuesto a la promesa de ventas y felicidad, pero también son oportunidades para el abandono. Las obras remiten a la vitalidad moribunda de aquellos negocios que dejaron de lado la estética para simplemente agrupar cosas que se pueden comprar, sin importar si quedan lindas o no. Son juguetes dejados de lado en un bazar donde la gente mira con un poco de lástima o impotencia. En la muestra hay un sentido de vacío y despojo para aquello que alguna vez supo ser seductor.
Unisex es una exhibición que todo el tiempo invoca al cadaver del fetichismo. Más que una fascinación por el objeto y su carácter de mercancía sensual, se sugiere el aroma invisible que tienen los cadáveres inertes. Los colores, los motivos, la cosa kitsch, el juego entre el reflejo y lo reflejado. Todo eso es el maquillaje que oculta la densidad de las vidrieras y sus rituales, parecidos a los funerales con féretros abiertos.
Unisex, de Agus Leal se puede visitar en la galería Sendrós (Wenceslao Villafañe 584)
de miércoles a viernes, de 14 a 18, hasta el 3 de agosto.
Imagen de portada: “Calle las casas”, Agus Leal. Óleo sobre tela. 2024.