Cine y series

Memorias desde La Pampa

14-06-2024

Por: Paloma Navarro Nicoletti

En su nueva película, Andrés Di Tella combina material de archivo con una investigación sobre Guillermo Enrique Hudson. La producción ya circuló por festivales de cine como San Sebastián, Mar del Plata y La Habana, y que el 6 de junio tuvo su estreno en Buenos Aires. En esta entrevista cuenta detalles de la producción.

Memorias desde La Pampa

Un paisaje penetrante, enorme y borroso por el calor del desierto muestra a lo lejos un ombú, árbol cuyo nombre significa en guaraní “sombra” o “bulto oscuro”. “Este es uno de los veinticinco ombúes donde nació Hudson”, dice Andrés Di Tella en voz en off para dar inicio a Mixtape La Pampa, su más reciente película, que ya circuló por festivales de cine como San Sebastián, Mar del Plata y La Habana, y que el 6 de junio tuvo su estreno en Buenos Aires. 

Di Tella marca este detalle acerca del árbol y enseguida vemos una foto de la casa donde nació Guillermo Enrique Hudson, también conocido como William Henry Hudson. Un hombre que vivió bajo una dualidad: gaucho argentino por un lado, escritor inglés por el otro. Su casa de la infancia, casi desértica entre fábricas abandonadas y basurales, apropiadamente llamada Los veinticinco ombúes, se encuentra bajo la sombra de estos veinticinco árboles gigantes, alineados en una fila.

Hudson nace en Argentina en el 1800. A los dieciocho años, tras la muerte de su madre, decide subirse a un caballo y duelar esta ausencia recorriendo la extensa Pampa. A sus 35, migra a Inglaterra. A pesar de que publica numerosos libros  —novelas, cuentos, una autobiografía, ensayos científicos y cartas—, su trabajo recién es reconocido décadas más tarde. “Hudson fue consagrado después de su muerte, en Inglaterra. Acá su reconocimiento fue otro. Hay por ejemplo una estación de tren en la provincia de Buenos Aires llamada Hudson, pero no es sobre él, y eso me gustó. Me parecía que había cierta justicia poética en que nadie conocía a Hudson, esta persona, ni su obra; sino que resonara como el nombre de un lugar”, dice Andrés Di Tella, quien en la película merodea por los lugares en los que Hudson vivió, durmió o exploró. “Yo estaba con ganas de hacer una película más de recorrido, de salir a recorrer este territorio de La Pampa. Digamos que no en la provincia de La Pampa, sino en el conjunto simbólico, donde fue un territorio mítico, lleno de historias y que parece ser un símbolo de decadencia”.

Si en 327 Cuadernos (2015) Di Tella dialoga con los diarios del escritor Ricardo Piglia para narrar su propia vida, en esta obra hace el movimiento contrario: usa material autobiográfico y encuentros con aficionados a los pájaros y la vida en el campo para darle vida a Hudson. Da, a través de un ensayo documental, las herramientas claves para conocer a este personaje e involucrarse emocionalmente con el relato de un exilio.

Di Tella relata que, aunque nació en Argentina, pasó parte de su infancia en Inglaterra. Al regresar en su adolescencia, se reencontró con un amigo que había servido de profesor de la argentinidad. En la conversación que tenemos dice: “Yo tenía 14 años, venía de Inglaterra. No sabía nada sobre fútbol ni sobre la música local. Javier, que tenía hermanos mayores y muchos discos en casa, se tomó la tarea de grabarme mixtapes con rock nacional. A través de esos mixtapes, conocí el rock argentino”. En la película suenan canciones de Luis Alberto Spinetta, Serú Girán, Lito Nebbia y Pappo, entre otros artistas que fueron clave en la década de los setenta.

Un mixtape no sólo es una recopilación, sino que funciona como un conjunto de emociones y escenarios que pueden teletransportarte hacía cualquier lugar. En esta mezcla, hay un trabajo de archivo delicado que va entre lo que Andrés acumuló en los años de vuelta a la Argentina, aventuras junto a su amigo Javier y el archivo de un país que sangraba en plena dictadura militar. Además, la vida de Hudson, el territorio, el campo, la inmensa Pampa y su propio desarraigo.

La presencia de su amigo Javier García Blaya, quien falleció hace unos cinco años, es un elemento significativo. En el estreno de Mixtape La Pampa en la sala Lugones, el director de cine Martín Rejtman le preguntó a Di Tella: “Parece que tu material de archivo nunca se acaba, ¿cómo es posible?”. Andrés se ríe y confiesa que su material es limitado. “Javier fue un gran amigo. Su hija Ana me dio las cartas que nos enviábamos cuando vivíamos lejos. Javier se mudó unas veinte o treinta veces en su vida, pero siempre llevó esas cartas consigo”.

En esta película, se observa, una vez más, la curiosidad de Andrés, su humor, su sensibilidad y la reflexión sobre su propio exilio. ¿Quién fue él en Inglaterra? ¿Con qué se reencontró al regresar a Argentina? ¿Quién fue Hudson durante su excursión por el campo? ¿En quién se convirtió cuando emigró a Inglaterra? Di Tella aparece nuevamente bajo una voz en off y cuenta que Hudson nunca retomó el castellano una vez exiliado, pero que en sus rasgos se notaba la argentinidad.

La clave de esta película es esa mezcla de preguntas y respuestas, incluso en el título. Una palabra en inglés, Mixtape, junto a otras argentinas, La Pampa. Una metáfora que está presente en todo el relato. “Mis recuerdos están encapsulados en Inglaterra y Hudson tenía parecido con su juventud en Argentina, él llamaba ‘la libertad de La Pampa’ a ese mundo sin alambrados ni cultivos del siglo XIX. Quizás necesitaba esa distancia para reinventar su mundo. Esa es una de las teorías”, cuenta.

En la película, la imagen se complementa con el sonido fuera de campo. Di Tella dice: “Una cosa es el sonido en sincronía con la imagen, una persona habla, vemos moverse sus labios y escuchamos lo que dice. Pero es más interesante cuando hay sonidos del entorno que no ves. Eso es parte del mundo en el que estoy. Ese trabajo sonoro tiene que ver con atravesar un territorio. Hudson tenía una memoria auditiva sobrenatural. Sin grabadora, recordaba con precisión el canto de 154 aves de La Pampa casi treinta años después de haberla dejado”. Hudson fue un pionero de la ornitología, obsesionado con registrar con precisión el canto de cada especie de pájaro. A través del canto de un ave, él evocaba su vida, deslizaba un dejo de ternura, abría una puerta a sus emociones más profundas. Mientras tanto, Andrés no le es indiferente, sino que se sumerge en un viaje para buscar un fantasma, un recorrido en el que propone complicidad, donde nos invita a indagar entre nuestros propios recuerdos del pasado y los escenarios posibles de nuestros refugios. Donde al pasar reflexiona –“Quien conoce La Pampa conoce la libertad”– invitándonos a desenredar un símbolo de pertenencia.


Mixtape La Pampa.
Dirección: Andrés Di Tella.
Duración: 100 Minutos.
Funciones: 13:00, 15:15 y 20:30, en el Cine Gaumont.

Imagen de portada: Laura Mulhall Girondo. “Luna llena en la Pampa”. 1956. Colección Museo Nacional de Bellas Artes.

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